Entrevista a María Cristina Thomson: “Sobre líneas” El libro-álbum en el aula

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Los libro-álbumson objetos culturales de lo más atractivos, tanto para los niños como para los adultos. La pregnancia de las imágenes y los textos que se mixturan con ellas, suelen ser una combinación exquisita para lectores de todas las edades, aunque muchos tengan la falsa creencia de que son libros destinados principalmente a lectores más pequeños.

“Sobre líneas” El libro-álbum en el aulaes una obra que no sólo demuestra que esto no es así, sino que investiga y explora sobre los estímulos que el libro-álbum propicia en los chicos, como la curiosidad intelectual, la apreciación visual, el intercambio de ideas y puntos de vista.

Se trata de un libro destinado a docentes de grado, Lengua y Literatura, bibliotecarios, mediadores de lectura y futuros docentes. Una herramienta útil que vale la pena consultar, ya que ayudará a los docentes y mediadores a reconsiderar sus prácticas en su rol de facilitadores de formación de comunidades lectoras, donde prevalezca la mutua confianza niño adulto para manifestarse con libertad, en un ambiente de aprendizaje y descubrimiento.

María Cristina Thomsonautora del libro, el que surge a partir de su investigación sobre libros-álbum narrativos y su uso en el aula, se encontró que en nuestras escuelas, los libros-álbum se recomendaban calurosamente para niños aún no alfabetizados –del nivel inicial o primeros y segundos grados—mientras que aquellos de grados superiores, hábiles en el desempeño lector, no tenían acceso a ellos.

Ese fue el desafío que María Cristina se planteó: observar qué recepción tenían los libros-álbum narrativos en lectores independientes y experimentados, por ejemplo, alumnos de quinto grado, con quienes trabajó en su investigación.

 

QHM:- El libro “Sobre líneas” El libro-álbum en el aula, sabemos surgió en principios como una tesis de posgrado para la Maestría  de Literatura para niños de la Universidad Nacional de Rosario, pero ¿cómo te decidiste por ese tema, qué te llevó a indagarlo?

 

MCT:-En verdad, el tema me apasionó desde que tuve la oportunidad de estudiarlo mientras cursaba el Diploma Nacional en Literatura para Niños, del  Christchurch College of Education, de Nueva Zelanda.  Fue una asignatura anual que estaba destinada a la lectura y estudio de libros-álbum, lo que me permitió indagar no sólo sobre sus distintas características sino también incursionar en la lectura multimodal que algunos de ellos proponían.  Me refiero a los libros-álbum narrativos, los que demandan un lector independiente y  activo dispuesto a transitar un recorrido que lo obliga a oscilar  de la  palabra escrita a la imagen visual y de ésta nuevamente a la palabra, en una suerte de secuencia vaivén.  Este tipo de lectura obliga a resolver los “baches” de información que tanto el texto escrito como  la imagen gráfica dejan librados al lector quien es responsable por cerrarlos, y pone en juego para ello su experiencia lectora y de vida previas, y adelanta la hipótesis que confirmará o no, al concluir la lectura.

 

-¿Cómo definirías al libro-álbum después de la experiencia  socializadora de lectura grupal que tuviste con los chicos de escuelas en Buenos Aires?

-Diría que es un recurso más que atractivo para motivar a los jóvenes  lectores independientes  a  entablar intercambios significativos sobre temas de su interés con pares y adultos, en espacios donde sientan que pueden expresar sus opiniones  con entera libertad.  También es una herramienta que propicia maneras de mirar más detenidas, atentas a descubrir detalles significativos que pasarían desapercibidos de otra manera.  La imagen y la palabra interrelacionadas  predisponen al intercambio dialógico, la discusión.  El texto lingüístico breve (no más de 500 palabras por lo general), sorprende por significar frecuentemente de manera contrapuesta  al texto icónico, dando lugar a efectos humorísticos, paródicos o irónicos que incitan la curiosidad  y el comentario.  También es un recurso que ayuda al docente para flexibilizar su papel de conductor del grupo clase, tal como a mí me ocurrió en ocasiones en las que me di cuenta  debía  reconsiderar mis estrategias didácticas.

 

-¿Qué fue lo que te llamó más la atención respecto a la lectura que los niños hicieron de los libros-álbum?, ¿alguna anécdota para contar?

-Tal vez haya sido la naturalidad con que los niños leen intuitivamente las imágenes y acercan puntos de vista inusuales sobre su significado, seguramente por su familiaridad lectora con otros soportes, especialmente los  digitales.  Por momentos, me sorprendió el alcance de sus comentarios; por ejemplo, una de las niñas dijo al referirse a uno de los títulos que más le habían gustado leer: “Recuerdo que en la historia […] abían muchas cosas interesantes para sacar el ojo y mirar las imáguenes” (sic). Indudablemente,  tenía cabal idea de cómo observar para descubrir indicios y poder significar con mayor profundidad.

 

¿Por qué considerás importante que los docentes de Lengua y literatura y mediadores de lectura trabajen con los libros-álbum en el aula?

Desde mi experiencia, lo considero valioso pues la lectura multimodal que estos libros permiten abre perspectivas de comunicación más amplias que las que comúnmente se dan entre alumnos, docentes y mediadores. También es una modalidad de lectura  que favorece el desarrollo de disposiciones cognitivas superiores facilitadoras del pensamiento meditado, reflexivo.  Uno de los capítulos de mi libro da cuenta, precisamente, de lo que aquí sostengo.  Es interesante considerar la agudeza y perspicacia de las observaciones de los chicos,  expresadas a través de comentarios orales,  textos escritos y dibujos.

 

-Patricia Berdichevsky, especialista en LIJ, habla en tu libro de mediadores flexibles ¿qué significa ser un mediador flexible?

-Según lo interpreto, es aquella persona que puede propiciar espacios donde no se “decreta” a priori, donde no se sostienen opiniones unívocas.  Por el contrario, es quien tiende  puentes a partir de los cuales los participantes pueden  interrelacionarse con sus pares o adultos sin cortapisas, expresan  sus opiniones sin miedos, escuchan y aprenden a escuchar  al otro,  ya sea  para coincidir o para interpelar; en suma, ejercen su libertad y se manifiestan  con entera libertad y respeto por el otro.

 

-¿Cuáles son, de la selección que hiciste para tu trabajo, los imprescindibles, a la hora de presentárselos a los chicos?  Si tuvieras que elegir sólo tres, ¿cuáles serían y por qué?

-No deja de ser ésta una pregunta difícil de contestar.  Lo digo porque cada libro encuentra  su lector, despierta agrado o rechazo, según la historia personal de lecturas y preferencias de cada uno.  Y esto es válido también para quien decide el menú de lecturas.  Además, porque hay en el mercado una gran  variedad de títulos que podríamos catalogar como “imprescindibles”.   En el caso de mi trabajo, cito  a Anthony Browne, un autor-ilustrador que a pesar de ser muy conocido y considerado ya un clásico en el universo del libro-álbum narrativo, no deja de sorprender por la profundidad de sus  temáticas  y calidad de sus dibujos.  Desde la perspectiva netamente humorística,  los títulos de nuestra Isol,  Marisol Misenta,  comprenden esta categoría.  Su dibujo, reminiscente del cómic, da por tierra con la solemnidad de temas o situaciones ciertamente serias y muy  significativas en la vida del lector.  Y el tercer lugar sería compartido; por un lado, menciono La línea, de Doumerc y Barnes, una  excelente propuesta gráfica –la metamorfosis de una línea—y la profundidad de los temas existenciales que permite tratar; y La cosa perdida, de Shaun Tan,  libro que a través del encuentro fortuito  de un ser o  “cosa” y de un niño,  se vale  de múltiples recursos pictóricos y lingüísticos dirigidos a interpelar a una sociedad indiferente y automatizada.

 

-En tu libro citás a Dewey “lo estético no se puede separar de modo tajante de la experiencia intelectual, ya que ésta debe llevar una marca estética para ser completa”. ¿En qué medida el libro-álbum ayuda  a enriquecer la mirada de un niño? Dado que en el mercado encontramos buenas ediciones, pero con ilustraciones poco complejas y textos simples, y otras con ilustraciones mucho más complejas, y hasta con ausencia de texto,  que requieren una mayor producción de sentido por parte del lector.

-Creo necesario hacer una aclaración antes de contesta tu pregunta.  Tal como  te manifesté, mi experiencia está centrada en el libro-álbum narrativo, y no toma en cuenta otros tipos de libros que caen dentro de  la denominación  “libro-álbum”.  Coincido contigo,  por lo general sus ediciones son de calidad, aunque no todos cumplen la función de aquellos que compartí con los chicos en mi experiencia.  Si bien los que  mencionas recurren a la imagen y a la palabra, entre ellos están los diseñados para alfabetizar, es decir, introducir  a los chicos a la lecto-escritura.  Sus ilustraciones deben necesariamente ser sencillas, deben mostrar  pictóricamente el objeto/la situación cotidiana y conocida por ellos tal cual  es— lo que por lo general se acompaña de un texto  muy simple y reiterativo compuesto exprofeso, y de naturaleza descriptiva. Están también los libros ilustrados, donde la imagen pictórica muestra escenas o acciones independientes/específicas del relato,  sin conexión una con la otra.  Dado su propósito, no permiten  interrelacionar palabra e imagen, ni proponer a través de ellas una significación más abarcativa.  Y podemos mencionar también los libros-álbum sin palabras que requieren de avezados lectores que puedan recurrir a toda su experiencia narrativa y visual para aportarle “voz” al relato.

Vuelvo a la segunda parte de tu pregunta.  Tal como señalé anteriormente, los libros-álbum narrativos de calidad –tanto lingüística como gráfica—permiten acceder a operaciones cognitivas que favorecen la reflexión y estimulan el pensamiento crítico, entre  otras disposiciones.  Agrego que tal como lo experimenté, en el caso de compartir estos libros con niños de otras culturas, resultan ser  un estímulo inapreciable para alentar la comunicación y expresión fluidas, tanto oral como escrita.  Doy ejemplos de este punto en mi libro.

 

Como narradora oral bilingüe, ¿cuáles son las experiencias más significativas que tuviste? Ya sea en escuelas, teatro, clubes, etc.

-Imaginate, a lo largo de 15 años, ¡son muchas y muy variadas!  El ámbito que elegí  para compartir la narración oral en lengua extranjera (y también en castellano, por cierto) ha  sido siempre el de la escuela, el aula preferentemente.  He visitado escuelas del interior del país y de la capital y en todas  mi propósito  ha sido narrar para que aún aquellos interlocutores con pocos conocimientos de inglés, pudieran entender lo que escuchaban.  El gesto, el ademán y la palabra son herramientas esenciales para lograr que tanto chicos como adultos puedan contentos decir –¡Entendí todo, Miss!   Prueba de esto son las muchas cartas que me escriben al promediar la sesión de cuentos y donde escriben sus comentarios,  sugerencias y ¡hasta críticas!

 

-¿Qué consejos les darías a los mediadores de lectura?

Les sugiero construir un espacio amable donde frecuentemente compartan la lectura de libros-álbum y donde puedan anticipar con gozo el disfrute de estos libros.  Proponer un “club de lectores” e identificarlo con un distintivo alusivo gusta a los participantes. Ofrecerles el tiempo necesario  para que puedan observar detenidamente las imágenes, descubrir detalles que llamen su atención, y escuchar sus  comentarios.  También los alentaría a expresarse espontáneamente a través de dibujos, a hablar sobre ellos.  Es el momento de alentar el diálogo significativo entre el niño y el adulto.  Una  forma de “sacarles el jugo” a estos libros es permitir que la lectura visual sea el acicate que  moviliza al niño a comentar, interrogar, y hasta criticar. Creo que estas prácticas son cimientos importantes a construir  para que vayan desarrollando habilidades que les permitan  acceder,  más tarde,  al pensamiento reflexivo. Y por sobre todo, les diría que no le teman al bullicio que surge después del silencio que sigue a la lectura.  Unas pocas consignas dirigidas a respetar los turnos de participación y mantener la conversación con un volumen aceptable, son suficientes.  Según comprobé, los chicos las observan.  ¡Suerte con la experiencia!

 

 

“Sobre líneas” El libro-álbum en el aula

“Sobre líneas. El libro álbum en el aula es distribuido por Editorial Galerna y puede adquirirse en librerías El Ateneo.  El próximo 29 de julio se presentará en la Biblioteca Álvarez, de la ciudad de Rosario, Santa Fe, y será auspiciado por la Universidad Nacional de Rosario, Maestría en Literatura para Niños, estando la comercialización a cargo de Buchín Libros.

 

Sobre María Cristina Thomson

Nació en Rosario, es Mágister en Literatura para niños (UNR), profesora de inglés (INSP, Rosario), profesora especializada en Literatura Infanto-Juvenil (SUMMA) y obtuvo el National Diploma en Literatura Infantil, Christchurch College of Education, de Nueva Zelanda. Es narradora oral billingüe y ha publicado junto a Tabaré, “Relatos (in)mortales, título premiado por Banda Dibujada en 2013. Dicta el Seminario de Literatura Infanto-Juvenil para la Maestría en Lengua Inglesa de la Universidad Nacional de Cuyo.

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