Estrena Muñequita de papel: “Recuperar el juego, la imaginación y el encuentro con el otro”

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Muñequita de papel, la nueva obra para niños y niñas de María Abulafia Producciones, escrita por Beatriz Aranda Durañona, estrenará el domingo 5 de mayo a las 17 hs en Ciudad de las Artes, con una entrada a $150 para adquirirse en Autoentrada y $200 en puerta.

Cuenta la historia Nicolás, quien está en la casa de su abuela y se corta la luz. No tiene miedo, pero se queda sin Wifi. Sin Internet, sin WhatsApp, sin YouTube, sin juegos online. Está desconectado y eso le molesta en principios, pero con la ayuda de su abuela, Nico se conecta con su imaginación. De un viejo póster cobra vida una nueva amiga y juntos volarán hacia el pasado.

Con motivo de la presentación de esta nueva propuesta, Qué hacemos ma?! entrevistó a la directora y productora de Muñequita de papel, Marina Abulafia, quien se destaca por haber gestado junto a su equipo de trabajo, grandes éxitos de teatro infantil de la ciudad de Córdoba como Osayap, un planeta con poderes, Pérez Gil, piratas!, Que las hay, las hay, entre otros.

¿Cómo surge esta propuesta?

-Beatriz Aranda Durañona, autora de la obra, fue profesora mía cuando estudiaba en el Seminario de Teatro, con inclinación infantil. Después formamos un grupo de teatro en aquellos años. Estrenamos Muñequita de papel, un homenaje a esta profesora que dio mucho en el seminario, una maestra en todo sentido. Fueron muy claros sus conceptos en teatro para niños a pesar de que yo después me fui a estudiar a Buenos Aires. Me quedó muy claro todo a la hora de dirigir. Beatriz fue una verdadera maestra de la que yo aprendí y en cada cosa que hago, sus palabras me resuelven mucho. En aquella primera versión, yo actué de Cucú, de muñequita, y la elección tiene que ver con que es un clásico que se modernizó con todo el aval de ella. Es una buena manera de homenajear a los maestros en vida.

¿Cuáles son los criterios de dirección para la obra?

-Está concebida como un cuento troquelado, donde  el protagonista es un niño que es bastante inquieto y está al cuidado de su abuela. En esos días que permanece en casa de ella, se corta la luz y se queda completamente desconectado de Internet. Hay dos líneas narrativas. Una que va dirigida de manera consciente al adulto, y la otra que va dirigida al niño, donde se produce un juego entre lo actual y lo de ayer. Ahí se mezclan los juegos de antes y los de ahora y surge la pregunta: ¿qué pasa si nos quedamos sin luz? Nos quedamos desconectados de una Play, de un videojuego, del teléfono y redes. Entonces de ahí aparece la necesidad de usar la imaginación, de regresar a los juegos de antes. La abuela siempre le hablaba de eso; luego, en la pieza de Nicolás, su pieza en la casa de la abuela,  la figura de un póster que es la de Sarah Kay, lo hace volver a jugar.

¿A qué te referís con las dos líneas narrativas?

-Cuando hablo de las dos líneas narrativas me refiero a pensar en que ese encuentro fortuito niños y adultos en la calle u otros espacios como la plaza, que ocurría en otros años, donde no había tanta inseguridad, hoy se perdió. Te encontrabas y juagabas y no importaba si era tu amigo o tu compañero de escuela. Se invitaba al juego de la ronda, de la escondida, del Martín Pescador, etc. Es un poco también para que los chicos puedan diferenciar incluso estos juegos de los actuales, o los que se producen en cumpleaños, que están dirigidos. Los juegos de antes eran casuales, entrabas en el juego y salías cuando querías, y se producían mucho en la vereda. Hay una gran diferencia entre ayer y hoy, pero no quiere decir que algo sea mejor o peor, simplemente son distintos. En un punto, la línea narrativa que va para el adulto es para instarlos a que los chicos no pierdan ese acervo cultural, esos juegos que nosotros disfrutábamos de chicos. Enseñarles, transmitirlos y contarles.

Hoy, cuando doy clases en el profesorado de teatro me encuentro con que mis alumnos no saben las rondas. Veo cómo que se va perdiendo todo ese “de boca en boca”, de “generación en generación”. Algunos grupos musicales toman esas rondas y las recrean, pero es clave en algún caso enseñarles esas canciones que son también juegos de palabras. Es una forma de la palabra cantada, de adquirir conocimiento, de recrear el pasado y unir el presente, de hacer puentes con todo ese contexto.

¿Qué recursos de la puesta se destacan?

-Es una obra maquetada como un cuento donde acompaña mucho la música porque está dirigida para un público hasta los 8 años, aproximadamente. Tanto la iluminación como el diseño sonoro juegan un papel preponderante. El estilo de actuación es bastante naturalista sólo en Nicolás que es el niño, y en el resto de los personajes hay exageración de los rasgos de cada uno para marcar un poco las diferencias. Hay una abuela, un cucú que vive que ya es dueño de la casa de ella, y la muñequita de papel que es Sarah Kay, que juega dos papeles. Es la única que tiene dos roles en la obra. Como siempre, como en Peréz Gil, Piratas! –Mejor obra Infantil del 2018 en Córdoba-, lo que prepondero en esta obra es el juego. A la conectividad podemos dejarla por un rato, debe ser regulada y digitada por el padre. Tiene que involucrarse en lo que su hijo ve.

Tenemos que estar atentos a eso, y no olvidarnos de jugar. Es el mensaje para el adulto que acompañe y la idea es que puedan dialogar con los chicos sobre lo que vieron y lo que les dejó la obra.

lanzamos a los chicos demasiado pronto a una adolescencia que dura 10 años, entonces dejemos que jueguen más y que todo fluya

¿Cómo se pensó la escenografía?

-Se combinan los elementos de utilería que remiten a lo que el niño usa en la casa y en la escuela principalmente para expresarse, como los lápices, crayones, papel, tijera, pelotas, monopatín y otros tantos, siempre en función del juego. Se resignifican esos elementos cuando la historia va hacia el ayer y aparece la plaza, donde se establecen esos juegos de antes. Nada está puesto al azar.

Es una obra que me trae una cuestión sentimental muy fuerte, me remite a los 80’.

¿Cómo es producir teatro en este 2019?, hablo de las dificultades económicas y del público, al que le puede costar un poco más ir al teatro.

-Pinta un año tremendamente difícil, también lo dijimos del 2018, pero para mí fue un año espectacular en todos los sentidos. Con La bella valiente y el príncipe durmiente, propuesta dirigida a un público más grande para que pudiera ver la ironía de la no necesidad de un príncipe, es decir, de que las mujeres no necesitamos que nadie nos venga a salvar. Que habla sobre el empoderamiento de la mujer y permite también hablar de educación sexual en la escuela. La obra puede ser disparador para ello, teniendo en cuenta que mis obras nunca tienen una bajada pedagógica.

Tuvimos repercusión incluso en Buenos Aires con Pérez Gil, Piratas porque nos contrataron empresas grandes de allí. Nos permitió otras formas de contratación y visibilidad. Hemos trabajado mucho en Ciudad de las Artes invitando a los docentes y lo seguiremos haciendo. Puede este año caer un poco la cantidad de espectadores, pero presentaremos la propuesta quizás a menor costo. La idea es seguir apostando porque es lo único que nosotros sabemos hacer, y de esto vivimos. Invertimos mucho esfuerzo y dinero en todas las propuestas, por ende, eso tiene que ser retribuido.

¿Qué expectativas tenés respecto a la respuesta del público?

-Tienen que ver con que  el adulto (mamá, papá tía, tío, abuelos, etc) estimulen al niño a jugar con la imaginación y a jugar también a los juegos de antes y que la obra sea disparador de eso. Estamos viviendo como sociedad un quiebre muy importante por todos lados. El teatro tiene que ser esperanzador. El póster de Sarah kay dice: “La felicidad es tener amigos” y me parece que en la infancia hay que jugar, usar la imaginación, encontrarse con el otro, y permitir que los chicos se aburran para que a partir de allí puedan crear y resignificar objetos, como logra hacer Nicolás en la obra.

Es bueno que los chicos no tengan una agenda llena de actividades sin poder respirar, sin tiempo de ocio. Necesitan tiempo para pensar y crear. Todo lo que hay en casa posibilita la originalidad y creación. Que los juguetes no sean todos comprados, que se puedan construir con cosas recicladas.  Y otra cosa que les pido a los adultos es que bajemos las expectativas respecto a los chicos, que los dejemos jugar y tener espacios también de silencio, de encuentro con pares. Hoy la adolescencia se extendió mucho, tienen tiempo para hacer cosas después.

Hay docentes que incluso dicen: esa obra no es parte 5 grado y he visto a chicos disfrutando obras que supuestamente no eran para ellos. Entonces me parece que nos adelantamos mucho a todo. Mi mayor y gran preocupación como docente y teatrista, como persona involucrada en el arte, es que creo que lanzamos a los chicos demasiado pronto a una adolescencia que dura 10 años, entonces dejemos que jueguen más y que todo fluya.

 

 

 

 

Ficha Técnica:

Teatro para niños / Teatro de actores

Duración de la obra: 50 minutos

Obra recomendada para Nivel inicial y Primer ciclo

Abuela: Vanina Viviana Bonelli

Cucú: Sebastián Fernández Pérez

Nicolás: Franco del Río

Muñequita: Natalia Bohé Aizpeolea

Música Original: Manuel Juri y Juan Manuel Grimaldi

Entrenamiento y Asistencia Vocal: Aime Zarate

Coreografía: Rebeca Dunkler

Escenografía y utilería: Carlos Barahona

Vestuario: María Rosa Robledo

Diseño de maquillaje: Selene Gamero

Diseño Gráfico: Consuelo Martínez Crespo

Diseño de luces: Franco Muñoz/Agustina Márquez

Asistencia técnica: Leonardo Nacen

Fotografía: La Griega

Prensa y Comunicación: Fátima Siri

Asistencia de Dirección: Fabio Miglierini

Asistencia en Producción: Giorgina Spezia

Dirección General: Marina Abulafia

 

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