Para pasar los primeros días grises e intensos de la primera internación de mi pequeña hija, compré un libro, casi por inercia, que pensé tal vez podía aliviarme un poco el pesado transcurrir del tiempo, que cuando uno tiene ansiedad en exceso, sucede muy lentamente. Se trata de una obra de Bernardo Stemateas, “Tu fuerza interior”. Sí, así es, como clamándola a gritos, adquirí este título del autor de textos de autoayuda conocidos como “Emociones tóxicas”, “Quererme más”, y otros con exhortaciones de ese tipo.
Vale aclarar que Stemateas es psicólogo, sexólogo clínico y Pastor de la Iglesia Bautista Ministerio Presencia de Dios. Toda su obra gira en torno al liderazgo y a la superación personal.
En momentos en que se necesita resetear un poco la cabeza, tras algún shock emocional, este libro sirve, créanme. Se presenta como una especie de guía del pensamiento y comportamiento humanos, para mantenernos optimistas y calmos en distintos aspectos del día a día.
Ojo, Stemateas no dice nada que tal vez no sepamos, o que no hayamos comprobado mediante nuestra experiencia, pero refresca y explora conceptos y conocimientos de una manera clara y amena, con sugerencias y técnicas sencillas y directas, que apuntan a que nos sintamos mejor, y a que reflexionemos sobre lo que hacemos como esposos, padres, parejas, amigos, compañeros de trabajo, hijos. Es decir, busca interpelarnos en los diferentes roles que podamos transitar en la vida.
Invita a una retrospectiva personal, y a darnos cuenta de cómo nos miramos a nosotros mismos y por lo tanto, cómo es el vínculo que tenemos con los otros.
Habla de los egos, la envidia, y todos aquellos pensamientos y sensaciones que nos limitan como seres humanos. No hay recetas mágicas, busca que nos interpelemos: ¿tratamos de mejorar en aspectos humanos tan simples pero importantes, o dejamos que la vida nos lleve puestos sin reflexionar al menos un ápice de lo que nos pasa? Cada uno hará su camino.
Para quienes prefieren no compartir sus vivencias personales son psicólogos, puede ser una buena opción.
Después de todo, hay que admitirlo, si alguien es capaz de hablarnos bien de estas cuestiones y la lectura de su texto fluye abriendo ventanas que amplían la mirada, no sólo ha cumplido su objetivo, sino que además vale la pena contagiar a otros la posibilidad del encuentro con su trabajo.
