En este mundo hiperconectado en el que vivimos, los niños y niñas no escapan a tener una pantalla en sus manos. Muchas veces para entretenerlos y otras por curiosidad de ellos, los adultos les acercamos celulares o tablets. Les llama la atención las imágenes en movimiento y todo el entretenimiento fácil que estos elementos pueden brindar. Frente a este fenómeno multimedia, ¿cómo hacemos para que los niños y niñas se interesen por la lectura? Quizá un camino sea acercarse a la poesía.
En esta oportunidad, leímos la propuesta de Adriana Molina Sarach y María Belén Otero, “Poesías de Risa para leer sin prisa”, dos docentes y escritoras cordobesas que creen en la poesía como una gran herramienta para que los pequeños se acerquen a las palabras y a las historias. Desde sus trabajos están interesadas en acercar a los nuevos lectores, textos que los atrapen y los inviten a imaginar. Y el libro que crearon busca eso: que cada palabra sea una semilla para disfrutar y crecer en el mundo de la lectura. Junto a sus escritos aparece la mano creadora de Claudio Furnier, el dibujante de las tarjetas Junot, imaginando para cada verso, una ilustración que acompaña. El poemario fue editado por El Escarabajo Azul, una editorial serrana que participa activamente en ferias del libro de nuestra provincia.
Recorriendo cada una de las poesías, podemos encontrarnos con distintos espacios y elementos ideales para el juego: la naturaleza, los sueños, los juguetes de la salita del jardín y el patio de una casa. Los animales son protagonistas indiscutidos: hablan, juegan y disfrutan como niños. Los loros no paran de hablar, dos gatitas hacen travesuras y una perra guardiana también tiene su protagonismo. En los poemas encontramos además una abuela olvidadiza y un abuelo viajero. Ambos invitan a recordar a nuestros parientes más sabios, e invita a valorarlos y a no olvidarlos nunca. Ellos pueden imaginar y jugar como chicos, porque la edad no es impedimento para nada.
Dos poesías nos acercan a espacios cordobeses que vale la pena rescatar. En primer lugar nos encontramos con el espacio rural de nuestras sierras: las tranqueras, las calles sin veredas, las grandes piedras, alambres y tunas. Los niños pueden jugar con la imaginación, pueden crear un mundo de juegos sin la necesidad de una pantalla. En un aspecto nos recuerda a nosotros, los adultos, viviendo momentos de nuestra infancia añorada, la que a veces no nos damos el gusto de revivir, por el trajín de la vida diaria.
Por otro lado, nos encontramos con la realidad de la escuela hospitalaria, y una canción dedicada a este espacio de aprendizaje en el que docentes les acercan conocimientos y juegos a niños con problemas de salud. La escuela llega a ellos, estén internados o en sus casas, para garantizarles el derecho a aprender, como a cualquier otro niño. Las autoras del libro homenajean la tarea docente dedicada a los niños y niñas en condición hospitalaria.
Sin lugar a dudas, Adriana Molina Sarach y María Belén Otero crearon atractivos poemas para acercar a los niños a la lectura. Mientras que Furnier, les permite bucear en un mundo lleno de color y fantasía.
No pueden dejar de leer este libro junto a sus niños y niñas, porque la imaginación y la poesía abren camino al juego y a soñar sin límites.
¿Dónde podemos encontrar este libro?
-Librería Infanto Juvenil, Galería Cabildo, Córdoba, capital.
-El Fauno, Villa Carlos Paz.
-El Principito, Cosquín.
-El Secreto, Santa Cruz del Lago.
